La verdad acerca de la magia, la hechicería y la brujería
“EN África no tiene sentido preguntar si las brujas existen o no”, dice el libro African Traditional Religion
(La religión tradicional africana), y añade que “para los africanos de
toda clase social, la brujería es una realidad de gran importancia”.
Entre los que creen en la magia, la hechicería y la brujería se cuentan
tanto personas que no saben leer como otras con mucha educación, e
incluso muchos guías religiosos del islam y de la cristiandad.
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Según la creencia popular africana, existe una fuerza o poder oculto y
espiritual, sobre el cual Dios tiene control. Este poder es utilizado
por los espíritus y antepasados. Algunos seres humanos también saben
aprovecharlo y usarlo, sea para el bien (magia blanca) o para el mal
(magia negra).
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La magia negra, o hechicería, se dirige contra los enemigos. Se cree
que quienes la emplean pueden enviar murciélagos, aves, moscas y otros
animales para atacar a la gente. Muchas personas creen que la magia
negra puede causar peleas, esterilidad, enfermedades e incluso la
muerte.
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La brujería está muy relacionada con la magia negra. Se dice que por la
noche las brujas dejan su cuerpo y se alejan volando para encontrarse
con otras brujas o para acabar poco a poco con la vida de sus víctimas.
Dado que los cuerpos de las brujas siguen durmiendo en su cama, estas
historias se basan en las confesiones de personas que dejaron de
practicar la brujería. Por ejemplo, una revista africana cita los
siguientes comentarios de mujeres (en su mayoría adolescentes) que
habían sido brujas: “He matado a ciento cincuenta personas causando
accidentes automovilísticos”; “he acabado con la vida de cinco niños
chupándoles toda la sangre”; “he dado muerte a tres de mis novios por
dejarme plantada”.
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La magia blanca es una práctica que supuestamente protege del mal.
Quienes la practican llevan pulseras o anillos mágicos, toman ciertas
bebidas medicinales o se restriegan esos preparados por el cuerpo.
También ocultan en su hogar o en el suelo artículos que tienen supuestos
poderes protectores y llevan amuletos con textos del Corán o de la
Biblia.
Mentiras y engaño
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Es cierto que Satanás y los demonios son enemigos peligrosos de los
seres humanos. Pueden influir en su mente y en su vida; en el pasado
incluso entraron en hombres y animales, y los poseyeron (Mateo 12:43-45). Sin embargo, aunque no hay que restarle importancia a su poder, tampoco debemos darle demasiada importancia.
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Satanás es un maestro del engaño. Hace creer a la gente que posee más
poder del que en realidad tiene. Es algo parecido a lo que sucedió en un
conflicto reciente en un país africano: los soldados utilizaron equipo
de sonido para aterrorizar a sus enemigos. Antes de atacar, pusieron a
un volumen muy alto grabaciones de artillería pesada y disparos para que
el enemigo pensara que estaba siendo atacado con muchas armas potentes.
Del mismo modo, Satanás quiere que la gente piense que su poder es
ilimitado. Su objetivo es aterrorizar a las personas para que hagan la
voluntad de él y no la de Jehová. Veamos tres mentiras que Satanás
quiere hacernos creer.
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Una mentira que Satanás promueve es que nada malo ocurre por
casualidad; que los males que no son causados directamente por alguien
ocurren porque los provocan poderes ocultos. Por ejemplo, supongamos que
un niño muere de malaria. Tal vez su madre sepa que esta enfermedad la
transmiten los mosquitos. Pero posiblemente también creerá que alguien
usó brujería para que al niño le picara un mosquito.
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Aunque Satanás puede causar algunos problemas, es un error creer que
tiene poder para provocar todos los problemas. La Biblia dice: “Los
veloces no tienen la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tienen los
sabios tampoco el alimento, ni tienen los entendidos tampoco las
riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el
tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos” (Eclesiastés 9:11).
Un corredor puede ser más rápido que los demás y sin embargo no ganar
la carrera. Podría perder debido a algún “suceso imprevisto”: podría
tropezar, sentir de repente un malestar o darle un tirón en un músculo.
Estas cosas pueden pasarle a cualquiera, y no necesariamente porque las
cause Satanás o se haya utilizado brujería. Simplemente ocurren.
10 Otra mentira que Satanás promueve es
que las brujas salen de su cuerpo y viajan por la noche para encontrarse
con otras brujas o para acabar con la vida de sus víctimas. Pero
pregúntese: “Si las brujas pudieran hacer esto, ¿qué es en realidad lo
que saldría del cuerpo?”. Como hemos visto, el alma es la
persona, no algo que pueda salir de ella. Además, el espíritu es la
fuerza de vida que hace funcionar al organismo, pero no puede hacer nada
sin el cuerpo.
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Ni el alma ni el espíritu pueden salir del cuerpo para hacer algo, sea
bueno o malo. De modo que las brujas no salen de sus cuerpos. Por lo
tanto, no hacen lo que afirman o creen haber hecho.
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¿Cómo se explican entonces los testimonios de quienes practicaban la
brujería? Satanás puede hacer creer a las personas que han vivido
experiencias que en realidad no han tenido. Mediante visiones, puede
hacer que la gente se imagine que ha visto, oído y hecho cosas que
no han sucedido. De esta forma, intenta apartar a las personas de Jehová
y hacerlas pensar que la Biblia está equivocada.
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Una tercera mentira es que la magia blanca, la que supuestamente anula
la magia negra, es buena. La Biblia no distingue entre magia negra y
magia blanca. Condena todo tipo de magia. Fíjese en las leyes que Jehová
dio a la nación de Israel respecto a la magia y los que la practicaban:
● “No deben practicar la magia.” (Levítico 19:26.)
● “En cuanto a un hombre o una
mujer en quien resulte haber espíritu de médium o espíritu de
predicción, deben ser muertos sin falta.” (Levítico 20:27.)
● “No debería hallarse en ti [...] practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, ni uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista.” (Deuteronomio 18:10-14.)
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Estas leyes dejaron claro que Dios no quería que sus siervos
practicaran la magia. Jehová dio estas leyes a su pueblo porque lo amaba
y no quería verlo esclavizado al temor y la superstición ni oprimido
por los demonios.
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Aunque la Biblia no entra en detalles en cuanto a lo que pueden hacer
los demonios y lo que no, sí muestra que Jehová Dios es mucho más
poderoso que Satanás y sus demonios. Jehová echó a Satanás del cielo (Revelación 12:9).
Observemos también que Satanás pidió permiso para poner a prueba a Job y
obedeció la advertencia de Dios de no atentar contra su vida (Job 2:4-6).
16 Proverbios 18:10
dice: “El nombre de Jehová es una torre fuerte. A ella corre el justo, y
se le da protección”. Así que para obtener protección hay que acudir a
Jehová. Los siervos de Dios no recurren a amuletos o bebidas mágicas
para protegerse de las malvadas obras de Satanás y los demonios,
ni temen los maleficios de los hechiceros. Creen lo que dice la Biblia:
“En cuanto a Jehová, sus ojos están discurriendo por toda la tierra para
mostrar su fuerza a favor de aquellos cuyo corazón es completo para con
él” (2 Crónicas 16:9).